jueves, 15 de septiembre de 2011

Sombras ::: Ángel Utrillas Novella

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El casero siempre llama dos veces


Cuarta sombra: Tijeras cuchillos y viceversa


Las tijeras golpearon con fuerza la espalda de Fran que ni se inmutó ni interrumpió sus besos ni sus caricias ni disminuyó en modo alguno su desbocado deseo por causa del impacto accidental.

Junto a las tijeras, en el suelo, estaba el móvil que también había caído segundos antes por estar a menos altura y también por esa circunstancia no golpeó al casero, como hicieron aquéllas, aunque rozó uno de sus tobillos.

Ahora las manos de Cora, sin objetos que entorpecieran sus movimientos, estaban libres, aunque permanecían muy ocupadas tratando de desabrochar el pantalón de Fran.

_ Espera- dijo el casero impaciente-, yo lo haré.

Se separó un poco, apenas una zancada hacia atrás y se liberó del incordio de la ropa bajando los pantalones hasta los tobillos. Ahora tuvo que dar varios pasitos cortos para acercarse al punto de partida.

_ Ahora aguarda tú- dijo Cora apartándose de él-, no quiero estar de pie pegada a la pared.

Se dirigió a la mesa y empezó a tirar los objetos y restos de la última comida de ayer, de la última cena. Algunos platos cayeron al suelo y también algunos cubiertos, un vaso se rompió en mil pedazos. A Fran los ruidos de los cristales y metales lo excitaban aún más y, la visión de Cora de espaldas a él, barriendo la mesa, con esas nalgas blancas que bailaban al ritmo de los ruidos de la cubertería incitándole a la locura…

A pasos cortos llegó hasta ella, hasta los glúteos respingones donde sin preámbulos instaló su órgano masculino.

_ He dicho que esperes- dijo Cora girándose y mostrando un cuchillo de filo brillante y amenazador al tiempo que se sentaba en el filo de la mesa para de inmediato añadir-, ahora sí, a qué estás esperando.

Fran no se hizo esperar, pronto quedaron unidos, pegados, adheridos por la pasión irrefrenable. Sus labios apretados violentamente contra los de Cora, los pechos de la inquilina estrujados contra el torso del casero, sus sexos fundidos en uno…

Las manos de Fran arañando la espalda de la mujer, la mano izquierda de Cora aferrando la nuca de su rival, en la diestra los dedos se agarraban a un cuchillo que de vez en cuando pinchaba sin llegar a herir la espalda del casero.

_ ¿Por qué siempre tienes objetos peligrosos y cortantes en las manos?

_ ¡Cállate y no dejes de besarme!

Jadeos y gemidos quedaron ahogados en un beso y viceversa. El combate cuerpo a cuerpo entró en un ritmo frenético que no podía durar mucho más. Así fue. Los labios se separaron, ambos echaron la cabeza atrás, Cora alzó la mano derecha armada con el peligroso cuchillo, Fran sujetó con la siniestra la muñeca de la mujer por miedo a que en un espasmo le descargara un golpe mortal. De puntillas en el vertiginoso precipicio del orgasmo se hallaban cuando a su espalda surgió una sombra proyectada desde el umbral y un grito cruzó el quicio de la puerta para mezclarse con el grito incontenido e incontenible del casero.

_ ¡Aaaaahhhhhhh!- Chilló Fran perdiendo toda su fuerza en el último empujón.

_ ¡Qué coño está pasando aquí!- gritó Nick sin dar crédito a sus ojos y alzando su escopeta.

_ Siempre tienes que joderlo todo- espiró Cora insatisfecha dirigiéndose a Fran, a Nick, o viceversa.


Continuará.





Autor: Ángel Utrillas Novella
Tema: Sombras
Título: "El casero siempre llama dos veces (IV)"
Técnica: Relato

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5 comentarios:

Gerardo Martín Pujante dijo...

He de decir que al igual que las dos primeras partes me atraparon con su suspense, las dos últimas partes me han dejado frío, quizá influya en mi opinión que no me ha gustado el enfoque. Pues realmente esperaba otra cosa.

Gerardo

Ángel Utrillas dijo...

Bueno Gerardo no siempre lo que se espera es lo que ocurre, ni en la ficción literaria ni en la cruda realidad. La verdad es que éste no es mi estilo, pero también es verdad aquello de renovarse o morir. Por ahora, el relato, haciendo honor a su título "El casero siempre llama dos veces" va siguiendo las escenas de "El cartero siempre llama dos veces" incluso los nombres de los persnajes son los mismos que los de esta novela, osea que la trama tampoco la he elegido al cien por cien. El realto es una parodía, a lo "Martes y trece" de la obra de James M. Cain y sus posteriores versiones cinematográficas.
Un abrazo amigo.

Elena Laguno dijo...

Hola Ángel! Si me vieses la expresión de mi cara cuando leo tus relatos, te caerías de la risa; que si abro la boca, a la vez que los ojos, que si aprieto los dientes por la tensión, que si me meo de risa por la situación de esta pareja que me la imagino perfectamente y si contraigo los músculos de la cara en el último momento, porque quiero leer más y he de esperar hasta la próxima entrega. Le dices a Gerardo, que no es tu estilo, pero la verdad que este estilo se te da de "p...." madre.
Me ha gustado muchísimo y ya estoy con ganas de leer la próxima.
Gracias por estos buenos momentos, Ángel.
Saludos, Elena Laguno

Ángel Utrillas dijo...

Gracias a ti siempre Elena, por tus amables palabras, por tu comentario que además me hace sonreir, por tus visitas al blog...
Pues es cierto no es mi estilo, no suelo escribir nada sobre sexo ni tampoco textos con diálogos o fondos agresivos. En esta ocasión es más importante el ridículo de la situación que el propio texto. Lo que si me gustaría es ver tus gestos cuando lo lees jajajajaja me encantaría de verdad, aunque ya los imagino por el dibujo que me has hecho. Un beso grande Elena y paciencia hasta la próxima entrega que intentaré hacerla antes.

Elena dijo...

Que te voy a decir que no sepas? que me tienes intrigadísima, y eso que ya he leído el siguiente... pero uf... esto trae tela!!!

Elen.