jueves, 29 de septiembre de 2011

Sombras ::: Ángel Utrillas Novella

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El casero siempre llama dos veces


Sexta sombra: Sangre, sombra y viceversa

En ese inoportuno instante llegué yo, imprudente, curioso, inconsciente, sin llamar dos veces, sin llamar, casi sin hacer sombra.

La escena era ridícula, me hubiera reído de buena gana si no hubiera formado yo parte de ella. Cora en pie, junto al borde de la mesa, desnuda, con las piernas muy juntas tratando de esconder sus vergüenzas con la siniestra, en la mano diestra un cuchillo enorme y en su rostro una expresión agresiva, a pesar de todo bella, inmensamente atractiva.

Fran de pie manteniendo el equilibrio a duras penas, a penas duras, los pantalones enredados con sus zapatos, sin camisa, envuelto en sudor y con su miembro bailando la danza del absurdo; patético, inmensamente lamentable.

Nick de espaldas a mí, por encima de su barriga fofa una escopeta, por debajo unos calzones de corazones de un mal gusto reprobable, extravagante; la antítesis del deseo, inmensamente desagradable.

Mi llegada inesperada les sobresaltó a los tres, todos se volvieron a mirarme, todos apuntaron sus armas hacia donde yo me hallaba y ese gesto fue el que ahogó mi risa y despertó mi miedo.

De repente se escuchó un disparo, una bala me partió el pecho y una fuerza terrible me propulsó contra la pared a unos metros de donde me hallaba. Mi sangre tiñó de tragedia algunas baldosas del pasillo.

Fran no aguardó más acontecimientos, lo vi desde el suelo donde quedé inmóvil aunque con los ojos abiertos. Se abalanzó sobre Nick y sin permitir reacción alguna le clavó las tijeras en el pecho. El ruido fue horrible, como cuando cae un melón al suelo y estalla; la cara de sorpresa del agredido una mueca terrorífica, como cuando te pisa el pasajero más obeso del autobús y te hace polvo el juanete. El corazón se lo habían partido, primero al descubrir la traición de su esposa, después al hincarse las tijeras en su pecho. Cayó estrepitosamente. Estrepitosamente muerto. Pasó a mejor vida sin viceversa.

_ Estás loco, le has matado.

_ Pues claro que lo he matado ¿acaso pretendías esperar a que nos matara él a nosotros? Mira lo que le ha hecho a ése desgraciado- dijo enfadado, excitado y señalándome a mí con su dedo tembloroso.

_ Y ahora ¿qué hacemos? Irás a la cárcel, nos juzgarán.

_ No pasará nada, limpiaremos las tijeras quitando mis huellas, tu las cogerás poniendo las tuyas y declararemos que tras sufrir un arrebato de celos y de golpearme a mí en la cabeza, Nick trató de matarte con la escopeta; el primer disparo fue fallido y el segundo alcanzó a ése,- de nuevo me señaló con el dedo tembloroso y me llamó “ése” ¿acaso no sabía cómo me llamaba? No, probablemente no lo sabía-, antes de que pudiera hacer un tercero te defendiste, no querías matarlo pero no supiste calcular dónde le asestabas el golpe. Yo corroboraré todas tus palabras con mis palabras y con la herida de mi cabeza, te declararán inocente, fue en defensa propia, quedaremos los dos en libertad y además nos hemos librado de la pesada carga de tu esposo, viviremos juntos y felices por siempre Cora.

No se preocuparon de mí en ningún instante, no me auxiliaron, ni me miraron y, eso me dolió más que la herida, como si yo no estuviera, como si yo no hubiera recibido un disparo y lo peor de todo fue que el plan de Fran tuvo éxito, todo ocurrió como el lo había dicho, exculparon a Cora, se libraron de la molesta presencia de Nick, con quien Cora se había casado por dinero y al poco tiempo iniciaron una vida juntos.

Se olvidaron de todo, del marido muerto; del inquilino asesinado, a la sazón el mismo; del homicidio; del inherente juicio; de las sombras que los acechaban y, lo que más me dolió, más incluso que la propia muerte; se olvidaron incluso de mí… de viceversa…


Continuará.




Autor: Ángel Utrillas Novella
Tema: Sombras
Título: "El casero siempre llama dos veces (VI)"
Técnica: Relato

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3 comentarios:

Elena Laguno dijo...

¡QUÉ PASADA ÁNGEL! Te lo he escrito en mayúsculas, ¡porque esta parte ha sido genial!No me esperaba que todo sucediese así, pero como lectora, me ha cautivado aún más. Así que ya estoy esperando la siguiente parte. Como te he dicho en otras ocasiones, me gusta mucho como lo escribes, porque es una lectura muy visual y muy dinámica.
Me encanta!
Saludos, Elena Laguno.

Gerardo Martín Pujante dijo...

Tal y como decimos, es un relato sombrío, no por la narración, si no por los personajes y por una dinámica que nos lleva a ver la ruindad del ser humano.

Espero que se cierre el círculo para poder ver todo con la perspectiva completa.

Gerardo

Ángel Utrillas dijo...

Hola de nuevo Elena. Pues me alegra que te guste, el relato como ya he dicho en otras ocasiones transcurre paralelo a la novela de El cartero siempre llama dos veces, es una situación absurda y trágica que trato de contar con una chispa de humor pues el final, igual de absurdo de trágico y de paralelo a la novela citada, es sólo eso un toque de humor. Espero no defraudarte en las dos entregas que quedan.
Gerardo el círculo pronto se cerrará, acaba de aprecer el personaje principal, alguien que en la novela original pasa casi desapercibido y aquí será el protagonista, en elpróxima capítulo alguien vengará su propia muerte y la situación que él considera injusta, siempre contado desde el humor y el absurdo.